Edwin Valle: ‘Tengo alma ecológica’
Sábado, 23 de Junio de 2012
Una ballena alberga en su vientre una nueva vida,
mientras nada, un
grupo de iguales cetáceos la
acompañan y la cuidan. Aquella imagen rozó
la
sensibilidad del artista Edwin Valle, quien presenta
en el Centro
Cultural Itchimbía su propuesta
‘S.O.S. pescadores de sueños: Los 100
metros por la vida’, hasta el 29 de julio.
Justamente, esa escena es la que prima en la
exposición que acoge a más
de 200 especies, donde se resalta la gran biodiversidad que habita en
nuestro país.
“Agradezco a Dios por permitirme plasmar una
minúscula parte de su
creación”, manifiesta el
expositor, quien dedicó tres años y medio a la
realización de las pinturas que conforman la muestra.
Trazos sensibles
Todo comenzó con un pequeño accidente. La obra que él había realizado para participar en la I Bienal de Arte Indígena se cayó y rompió.
“Pensé en hacer un díptico, pero me di cuenta que aquella ruptura podía ser el inicio de una gran propuesta”, narra el maestro.
Así nació este llamado de conciencia que tiene una voz de denuncia. Mientras recuerda la emocionante imagen de las ballenas, inquiere sobre la realidad que padecen.
“Esos maravillosos seres solo quieren vivir, parir su cría, crecer en familia. También tienen sueños y, de repente, aparecen unos hombres que cazan esos pensamientos abruptamente”, explica Edwin sobre el llamado que intenta sembrar en el espectador.
Muestra
Para recrear su obra, Edwin trae a su memoria su niñez apegada a la naturaleza, cuando el barrio de San Juan no era invadido por el urbanismo: “Desde pequeño habitó en mí un alma ecologista”, dice con sentimiento.
También influyen su viaje a Galápagos o su última visita a la Amazonía, donde navegó por el Putumayo y el San Miguel y se encontró con vidas como la de una gran boa de 14 metros que come de todo y que también es retratada.
“Los vivos colores de mi muestra se contrastan con un espacio que dedico al Yasuní, esa gran serpiente negra llamada petróleo que solo es veneno y trae muerte”, comenta con cierto dolor el pintor.
De esta manera, se construyen 100 metros que nos recuerdan el paraíso en el que vivimos, la diversidad que atesoramos: una realidad que es todo un sueño, pero que si no la cuidamos se puede convertir en pesadilla.
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